Sara, semidormida, sueña sin saber si sabe soñar. Serpenteándole sudor sobre sus sienes susurra siete sílabas sinuosas: ‘’solamente sígueme’’. Sólo si sigo sus señales surcaremos simas, sobrevolaremos soles, singlaremos sin senderos. Simplemente seguiré siguiéndola. Sara saborea segundos, siente sabores, siembra sentimientos. Sara sorprende siendo solamente Sara. Salta silenciosamente silenciando sus saltos. Siempre suspira sollozando sobre sollozos suspirados. Sara suscita sensaciones sobrehumanas, sensaciones sublimes. Su simpatía seduce; su sencillez, subyuga. Se sienta sobre sábanas satinadas, sumergiéndose serena. Su semblante se sofoca sutilmente si soy sincera sobre su soberbia sabiduría, sobre su suntuosidad. Sobran sustantivos, se solventa sencillamente:
- Sara, secuéstrame.
- Sí, solamente sígueme - sentenció Sara, sedándome, soñando sin saber si sabía soñar.
- Sara, secuéstrame.
- Sí, solamente sígueme - sentenció Sara, sedándome, soñando sin saber si sabía soñar.
5 comentarios:
Sencillamente sorprendente.
Me encanta =)
Sin saber soñar, sin siquiera saber saltar sin susto, sobresáltame sorprendiéndome, Sara, secuestrándome.
¿Se puede uno enamorar de Sara? Me he enamorado del relato, de su ritmo onírico, sensual. Eres brillante, Alba.
Un abrazo muy fuerte, sigue soñando.
serpiente
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