jueves, 27 de mayo de 2010

Buenas noches

Hoy no dormirás para no despertarte. Despertarse es el peor momento del día, la rutina más tediosa, lo que te recuerda que todas las mañanas de tu miserable vida tendrás que abrir los ojos y que cada maldita noche tendrás que cerrarlos. Despertarse no es más que la consumación del círculo, que coincide a su vez con el inicio. El jodido círculo que tiraniza. El Círculo en mayúsculas que nunca se acaba, el que empieza en una calle, termina en la misma y va avanzando en una única dirección, girando sobre una eterna conversación monotemática. Hoy no dormirás y te quedarás leyendo a oscuras, gimiendo con Henry Miller: onanismo y literatura como únicas vías de escape. Cuando te quemes los ojos y la entrepierna matarás el tiempo contando cada uno de los lunares cancerígenos que pululan como ratas a lo largo y ancho de tu cuerpo. Estás enfermo, o enferma. Yo qué sé, no tienes sexo y te mueres. Hoy no dormirás para no despertarte. O a lo mejor duermes —para no despertarte—. En cualquier caso, buenas noches, engendro.

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