miércoles, 10 de agosto de 2011

Teoría circular

A veces me preguntan, a veces me pregunto yo con más vehemencia si cabe, pero la respuesta es inapelable: por supuesto que no soy inmortal. Lo que ocurre es que a lo largo de la semana, o incluso del día, muero varias veces, agonizo hasta que expiro y enseguida me reencarno otra vez en mí mismo. No sólo no soy inmortal, sino que soy más mortal que el resto de mortales. Uno podría pensar todo lo contrario, que aun cuando muero prevalece la vida. Muero a lo largo del año en incontables ocasiones y por ello, nada parece indicar que en un futuro haya una muerte definitiva. Pero yo no lo veo así, para mí cada una de mis muertes es decisiva, concluyente. Se trata del fin de mi yo, del óbito de Conrad Desmond cuyo epitafio reza “Defunción temporal”. Es cierto que luego vuelvo a nacer en el mismo Conrad Desmond que fui. No obstante, hablo del Conrad Desmond que existió no en el momento de su último suspiro, sino justo cuando vio la luz por primera vez, Conrad Desmond recién (re)nacido. Tras ese primer estadio me voy desgastando, más o menos rápido dependiendo de factores que no mencionaré ahora, hasta que llego a la última fase, fenezco y el ciclo empieza de nuevo.