—:o —contestó ella
mientras dejaba caer el cuerpo muerto en el diván.
—^^ —mintió él,
ocultando una patente incomodidad.
—^^ —remedó ella
sin saber muy bien cómo reaccionar.
—:/ —soltó él,
cansado de disimular.
—:/ —respondió ella
mecánicamente.
—¬¬ —objetó él mostrando el hastío que le provocaban sus réplicas,
que no eran más que un calco de las suyas.
—xd
—X_x —amagó
él sin dar crédito, su reacción le resultaba irritante porque nada le crispaba
más los nervios que la gente que hacía «xD»
con «d» minúscula.
—… —hicieron ambos
al unísono.
Así pasaron el
resto de su vida, suspendidos en una indiferencia irrespirable. Nadie habría
imaginado que un inofensivo juego que consistía en imitar las muecas de los
emoticonos acabaría de una manera tan funesta. Tal era la conmoción de los amigos
y conocidos al ver el estado de aquella pareja que tan feliz había sido antaño
que ni siquiera pudieron esbozar un simple O.o.
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